Mi dulce Luna
Cuando mi dulce Luna dejó de existir, la casa quedó en silencio. No había colas agitándose en la puerta, ni patas suaves buscando mi regazo. La echaba de menos cada día: su mirada, su calor, su amor incondicional.
Quería guardarla no sólo en mi corazón, sino también en algo tangible, algo que capturara su alma. Así nació mi primera obra de arte: un homenaje a Luna.
Desde entonces, he estado creando obras de arte de animales para que cada persona pueda seguir viendo, sintiendo y apreciando a su querida mascota, incluso cuando ya no esté. Cada escultura es un trozo de amor que permanece para siempre.
